miércoles, 14 de abril de 2010

Así, en el silencio que me envuelve, solo el fregar de papel contra carbón, dejo así entre mis rejas, los barrotes de la vida y la prisión. Seré pues un marinero en tierra y un pájaro volador, que los dos en su prisión de arena tengan la misma sangre que yo. Así dejemos de ser niños, para vivir en la niñez, que no hay un ser más libre que el que dice como quiere ser. Alza pues, la barbilla al cielo, el puño alto y animo de niño yuntero. Canta su canción de cuna con la letra de tu corazón, que no hay patria alguna que luche solo por convicción.

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