sábado, 24 de septiembre de 2011

El color de la vida y la escalera de cristal

Lo que no te mata, no tiene por que hacerte mas fuerte, sino más listo. Encontramos en la vida un color que no es material, y nos llenamos de reticencia al ver la cara oculta ( que no está oculta)de la realidad, que creemos llena de misterio, y en verdad somos nosotros los que hacemos una miscelánea de cosas impares , a veces inverosímiles sobre la idea que creemos tener de la vida. La vida siempre ha estado al descubierto, esperando a que encajes en ella, sin preguntarte si te gusta estar donde estás.

Es muy curioso como el ser humano desea alcanzar un sueño, pocas veces siendo éste un paradigma de autosuperación y de un esfuerzo que no creíamos poder alcanzar. Pongo el ejemplo de la escalera de cristal: empezar desde cero e ir subiendo con toda precaución posible los muchos peldaños que nos llevan hasta nuestro sueño. Muchos peldaños, parece que no tenga fin. El ansia por llegar pronto hará que la escalera se rompa y caigamos al vacío. La prudencia es la clave. Da igual que al final no encuentras nada, o que lo que encuentres no sea de tu agrado. Habrás demostrado tenacidad, habrás demostrado inteligencia, una fortaleza interior que no se debe convertir en fuerza, sino en maña. Eso te dará el color que le falta a tu vida , por que a veces escasea, ¿no es así?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Lo inexacto de la sencillez y el no-final.

La vida nunca va a ser sencilla. Estamos para desentrañar sus secretos más reconditos y sacar nuestras propias conclusiones sobre cuál es el sentido de la vida. Me resulta imposible darle un significado a la vida, ya que no es tan sencillo como uno cree. La gente que le da un significado se encuentra con el no-final, un espejismo que les induce a decir que han terminado , y quiza aún no han empezado. Teniendo un lápiz y una hoja, pensad que la hoja estaba mucho antes que nosotros, y que el lápiz no va a durar eternamente.

Estamos moldeando la nada, hecha de todo, pero nada, al fín y al cabo .

martes, 13 de septiembre de 2011

La mente de Descartes y la inverosimilitud de Planilandia.

Me planteo el hallar los hilos que sustentan el destino, no para cortarlos, sino para admirar de que material estan hechos, y por que alguien no dejó el destino en manos de otros que no fuéran ni dioses hechos de banalidades, ni poderosos que agitan sus manos mientras ven como el caos se agita hasta demolerlo todo. Igual que la forma en la que crecen los cristales, telarañas expresamente colocadas en la brisa de la vida, y que cada uno mida sus decisiones por los errores que vendrán.

Tal como lo plantea Descartes , que describe al cuerpo humano como una maquina que no se distingue de cualquier artefacto que puedan crear los hombres, y a la mente como el conductor de dicha maquina. La mente como un parásito del cerebro.

Y luego caer en el eterno agujero del universo, que no es otro que la vida misma, la cuál nos sobrevive sin temer que nos derriben. Depende de tí, depende de si llevas los cordones atados, de si estas preparado para darlo todo y no recibir nada. Y rezar al destino, una vez más .

martes, 6 de septiembre de 2011