domingo, 28 de febrero de 2010

Dulce despertar (II)

Cayo del cielo quedando extendido encima de las flores amarillas que ella cuidaba. Nunca antes había visto un individuo así, tan extraño y a la vez familiar. Mirando con atención y curiosidad a ese muchacho saco un hilo de voz fino y cariñoso. Él, aturdido, poco a poco abrió los ojos azules como el mar, transparentes y sinceros.

-¿Me has salvado?

-No, yo solo he dicho ¿hola?, ¿Eres un Ángel?

-Jajaja…

Así empezó algo muy especial, que significaría mucho para los dos en un futuro no demasiado lejano.

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