Me pongo mis mejores galas, me peino de la manera más fashion y salgo volando a la discoteca más popular del reino. Aquello está lleno de lechuzas preciosas... ¡y siempre cae alguna! Aunque lo mejor, para mi, es lo que sirven en la barra... Pides una bebida y te regalan un ratón... ¡Vaya festín! Pero dura demasiado poco. Canta el segurata Gallo Mariano y nos hace salir de la fiesta porque avisa de la hora. El sol aparecerá dentro de nada.
Yo me voy con una lechucita a casa y bueno, no hace falta decirlo, ¿no? Va, os lo contaré. Pues la lechucita se quedó dormida al momento de tanto bailar en la fiesta. Claro, en su habitación. Siempre termino llevando a casa a mi hermana... Se pasa un poco a la hora del atracón de ratones... Yo llego cansadísimo por este esfuerzo y sólo pisar mi nido caigo rendido.
Claro, pero eso no se lo cuento a cualquiera. Prefiero decir:
¡La noche es demasiado corta...!
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