El Futurismo fue el movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística. Fue llamado así por su intención de romper absolutamente con el arte del pasado, y por considerar que los museos eran sitios equivalentes a los cementerios, donde la tradición artística común lo impregnaba todo. Consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Tenía como postulados: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión plástica. Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento.
Marinetti fue el fundador del Futurismo. Según él, había que olvidarse del pasado y crear un arte nuevo, acorde con la mentalidad moderna y las nuevas realidades, tomando como modelo a las máquinas y sus virtudes: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el movimiento...
El Dadaísmo surge con la intención de destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte. Es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético. Cuestiona la existencia del arte, la literatura y la poesía. Se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición.Está en contra de la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento y contra lo universal. Los dadaístas promueven un cambio, la libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, lo aleatorio, la contradicción, defienden el caos frente al orden y la imperfección frente a la perfección.
Hugo Ball fue quien propuso el movimiento. En 1916, redactó el "Manifiesto inaugural de la primera velada Dadá", del que se desentendió poco después: En él se mostró extremadamente crítico con la Europa de los nacionalismos, las ideologías que la representan, y con las filosofías idealistas. Ese mismo año, Ball presentó ante el público del Cabaret Voltaire, el primer poema fonético de la historia del Dadaísmo: Karawane, consistente en articulaciones de fonemas e interjecciones carentes de significación; el sentido residiría en su falta de sentido, reflejando el principio fundamental del Dadaísmo, una provocación al pensamiento positivista y al arte de la época.
Tristan Tzara continuó el movimiento escribiendo los primeros textos Dadá La primera aventura celestial del señor Antipirina y los manifiestos del movimiento como Siete manifiestos Dadá.
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