miércoles, 1 de septiembre de 2010

4

Fueron cuatro espadas las que lo mataron.
Una en el pecho.
Otra en la barriga.
La otra en el cuello.
La última en el alma.
Pero el alma ERA inmortal,
y ella sola entendió que las espadas eran
de cuatro enemigos. Pero en cuerpo y alma creía ver en ellos una amistad fugaz

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