Es difícil definir a una persona, debes tener en cuenta todo: su físico, su nombre, su carácter, sus palabras… no puedes hacerlo con tan solo una palabra, somos demasiado complejos y ¡las palabras abarcan tan poco…!
Es difícil definir las artes escénicas, son parecidas a las personas, son complejas y variadas aunque comparten entre ellas el hecho de que son únicas.
Se puede ser risueño, loco, espontáneo… las artes escénicas son una puerta hacia esa definición , son un espejo donde tu puedes ver quién eres, donde puedes ser quien quieres.
Un lugar donde el más intimista puede convertirse en el más extrovertido. Donde el más misterioso de los caballeros se quita la máscara, donde el más maduro pasa a ser el más inexperto. Un lugar gobernado por el egocentrismo y a la vez por el compañerismo. Un lugar donde todo es valido. Un puente hacia nuestra definición. Un sitio donde todo y nada es verdad.
¿Pero hoy en día quien sabe distinguir entre la realidad y las artes escénicas? Si según Shakespeare el mundo es una representación teatral y nosotros los actores.
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