lunes, 30 de enero de 2012

Teatro Europeo del Siglo XVIII y XIX

http://es.scribd.com/doc/79823897/Teatro-Europeo-Siglo-XVIII-y-XIX


Trabajo echo por Alba Hidalgo, Elvira Enrech y Jennyfer Acedo.

viernes, 20 de enero de 2012

La caída(Parte II)

Espera, porque veo la llave. Está al otro lado de mi celda. Totalmente fuera de mi alcance. Bien, al menos pensé en crear una llave. De metal, muy brillante, no encaja con la frialdad de esta celda. Aún queda algo de cordura, pero se encuentra muy lejos de mí. Tampoco hay modo alguno de llegar a ella. Pero hay una llave; entonces hay esperanza después de todo. Empieza a hacer más y más frío. El viento no deja de hablarme, el ambiente está demasiado cargado.

Estoy seguro de que si no hubiera luz, la pequeña llave seguiría brillando. Es como una meta, tengo que alcanzarla. Vamos a ello.

jueves, 19 de enero de 2012

La caída(Parte I)

No veo la manera de quitar los barrotes de la celda que cubre mi vida. Tampoco los he puesto, pero supongo que hay barrotes. Los hay para frenarme, para decirme que no hay tiempo para escapar y coger el camino que más me apetezca.
Es una habitación gris, fría. Hay una pequeña ventana con rejas donde se puede oír cómo nieva. El viento me habla, susurra placeres infinitos que puedo hallar en el exterior. El viento es frío, y sólo me transmite frío dentro de mí. Creo que no tengo tiempo a enamorarme, porque la experiencia me dice que voy a fracasar de nuevo. Me lo dicen las heridas, las caídas, y mi corazón empieza a cubrirse de una capa rocosa de fría verdad. No entiendo la verdad, creo que para entenderla debes dejar el corazón en otro cuerpo. O usar ése cuerpo para enfrentarte a ella. Prefiero la verdad de saber que no va a salir como yo quiero. Ahora pago los pecados, y ellos me miran pegados a la pared de ésta celda, tan lúgubre como mi interior. Tal para cual.

Quiero salir,pero no tengo la llave. De verdad que quiero salir, pero nunca encontraré la llave. Es mas, estoy casi seguro de que no existe llave alguna que encaje en el cerrojo de mi celda. Creo recordar que yo mismo cree esta celda y nunca pensé que fuera a encerrarme en ella. Por eso no existe ninguna llave. Soy cada barrote, cada pared y cada espacio de éste lugar. Somos una prisión hecha de mentiras y visiones. El viento seguirá hablando de historias que pudieron pasar, de sueños que nadie soñará jamás. Ya es demasiado tarde para salir de aquí.

Espera,.

sábado, 14 de enero de 2012

Los lunes

Llueve. El viento acompaña una tenue lluvia, que moja el periódico y hace desaparecer como por arte de magia las noticias de la portada. Supongo que eran malas noticias. A lo lejos se empieza a acercar una tormenta y me da la sensación de que va a durar todo el día. Siempre me han gustado los días lluviosos. Vuelvo dentro y cojo mi silla plegable, la extiendo y me siento mirando a la calle.

Aún es pronto y mis vecinos todavía no se han levantado para recoger su ejemplar del diario. Me pregunto si también les habrán desaparecido las noticias de la primera página. Empieza a llover con más fuerza, y se oyen los golpes metálicos de la lluvia sobre los coches aparcados en la calle.

El olor de la lluvia me tranquiliza, y me transporta a un lugar que no es de este mundo. Un lugar donde llueve todo el tiempo, no existen ni las horas ni los minutos, y nunca sale el sol. Todos los días se repite lo mismo, pero nunca me aburro de ver cómo se va inundando todo.

De pronto, un trueno me hace saltar de la silla, y dejo atrás mi sueño. Me levanto y me fijo en que la tormenta está avanzando hacia mí como si me acechara. Miro el reloj, aún es pronto. Miro al cielo y cierro los ojos. Entonces siento como si la lluvia me hablara, me golpea suavemente en los ojos, la nariz, la boca, como si quisiera decirme algo. Intento escuchar sus palabras. No creo que hable de cosas de este mundo. Habla de sueños. Sueña con ver el sol.