Cuanto queda por dormir, pero sin querer descansar. Para soñar y despertar en otro de tus mundos. Para que te despierten y estar otra vez en la realidad, que tantas veces nos da su calurosa bienvenida. Lo peor de todo es seguir siendo sin saber para que estamos presentes, cuando muchísimos de nosotros prefieren el pasado como forma de vida y el presente para adjudicarnos un propício desenlace. La realidad se compone de vicios y verdades, que conducen a otros estados, no todos peyorativos.
Por eso se saca mucho de dormir, por que esas horas de coma que se ven interrumpidas por la llamada del deber hacen que muchos nos preguntemos si los sueños existen y si se hacen partícipes de nuestras vidas.
Acabaremos tejiendo hilos de cordura al borde de precipicios empalados en un cielo eterno.
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